Un café con Modiano
Todos seguimos algún criterio o ciertas pautas a la hora de elegir nuevos libros o autores que leer, así como ocurre con la música o el cine. Muchos se guían por las recomendaciones de los amigos, otros compran el libro de moda o también los hay que se guían por su puro instinto. Personalmente, aunque alguna vez pida recomendaciones a gente de confianza, el instinto ha sido mi mayor fuente de adquisición literaria a lo largo de los años. Claro que la propia experiencia ha hecho que me dirija cada vez hacia cosas más concretas, una vez mis gustos se han moldeado y clarificado.
Los que me conocen y si leéis los artículos de ‘Bibliothéque’ habitualmente, aunque aún sean escasos, sabrán que ya tengo alguna que otra editorial predilecta, y eso me ha llevado a conocer grandes escritores, cosa que siempre es de agradecer. Anagrama publicaba en 2012 una recopilación de tres de las primeras novelas de Patrick Modiano bajo el nombre de ‘Trilogía de la ocupación’. En parte por la garantía que ofrece la editorial y en parte por ese instinto que comentaba antes, me vi fuertemente tentado por su compra. Estas tres novelas están ambientadas en la ocupación de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, más concretamente en el París ocupado, y parecen ofrecer una visión original y muy personal de este evento histórico. Sea como sea, no os puedo dar muchos más detalles porque hasta el momento no lo he leído, pero os prometo que en no mucho tiempo haré una reseña.
Dos años más tarde, en 2014, Patrick Modiano recibía el Premio Nobel de literatura. En ese momento recordé y me arrepentí de no haber comprado ‘Trilogía de la Ocupación’. Y aquí llego yo, para recomendaros este autor después de haber leído una de sus obras este mismo mes, ‘En el café de la juventud perdida’. Recurrir a un Premio Nobel puede parecer un argumento fácil, pero los gustos sobre literatura, más allá de la puramente comercial, es un mundo tan personal y original de la propia persona que casi puedo afirmar que aquí no existen las certezas, y que por muy convincente que sea la recomendación, hay un amplio espacio para la subjetividad y las preferencias de cada uno.
‘En el café de la juventud perdida’ es una novela corta que desprende belleza y mimo en cada una de sus páginas. Aún no sé si será la mejor para empezar con este autor, pero estoy orgulloso de la elección. De nuevo se ambienta en París, aunque en esta ocasión en ese París bohemio y tan auténtico de los 60, una época que a más de uno nos hubiera gustado vivir y compartir. Un gran acierto de Modiano para esta novela es el formato que le ha dado al texto, una historia encrucijada con varios personajes, cuyos relatos giran en torno a una única mujer, como si de un centro gravitatorio se tratara. Todos esos personajes caen de un modo u otro embaucados por los encantos inconscientes de Jacqueline Delanque, más conocida en el café Le Condé como Louki.
La descripción pausada que Modiano nos hace sobre Louki no la sitúa como a una femme fatale, pero su aparente ingenuidad, su juventud y una casi inapreciable presencia consigue conmover y conquistar a muchos de aquellos con los que se cruza. De esta forma, vemos cómo cada personaje masculino nos va dando su punto de vista sobre Louki, y poco a poco vamos forjando en nuestra cabeza una imagen cada vez más cercana del personaje principal, como si cada frase fuera el trazo simple de una obra que en conjunto es mucho más compleja.
Si Louki fuera el sol y el resto de personajes los elementos que giran alrededor, París sería el universo que le da forma a todo. Esta novela sin París no sería la misma. Y os lo dice alguien que aún no ha visitado la capital francesa, pero el entorno cobra una especial importancia en cada uno de los párrafos de la novela. En todo momento hace especial hincapié en algún barrio, librería o café parisino tan característico de los 60, con descripciones concretas pero muy emotivas y llenas de una nostalgia que se siente propia del propio escritor. París desde entonces ha cambiado mucho y lo deja patente desde el primer momento.
‘En el café de la juventud perdida’ ha sido en mi caso un gran inicio con la obra de Patrick Modiano. Hay muchos tipos de literatura y muchos de ellos admirables, pero yo siempre he agradecido que, en novelas cortas o largas, consigan incluir muchas pequeñas historias dentro de la historia principal, y éste es un gran ejemplo de buen hacer en ese aspecto. En apenas 130 páginas nos detalla a unos personajes con penas y glorias, de felicidad que ahora nos parecería postiza y vacua, pero que en el contexto de la época y la ciudad cobra un sentido mucho mayor. Y aún así, todo deja un sabor de nostalgia y sentimientos de lamento.
Hay una frase ya cerca del final del libro que vi muy apropiada para la novela en sí: “Ella tenía la esperanza de descubrirle un sentido a la vida en ellas, mientras que a mí lo que me cautivaba era la soronidad de las palabras y la música de las frases”. Quería detallaros de alguna forma cómo Modiano le otorga un tacto delicado a todo su texto, pero no hay mejor manera de representarlo que recurriendo a esta cita.
Raúl Montes