XEVI FERNÁNDEZ

Si hay algo que realmente me gusta de la moda es que nunca deja de sorprenderme. Esa cálida sensación que recorre la médula espinal cuando ves, por primera vez, un trabajo que realmente exalta los sentidos. Algo así más o menos fue lo que me pasó en la última edición de Samsung Ego.

Si ya es bastante pesado pasar todo el día allí, imagínate cuando, para más inri, poco de lo que te presentan en sinceramente new. Cada diseñador en su estancia experimenta elegantemente con las líneas de un estilo autodefinido o, drásticamente, presentan piezas artísticas que abruman a los que sencillamente esperamos sentados.

El momento en el que la última colección, antes de los premios, empieza a pasearse por la tarima de la pasarela fue brillante. Ya no solo por los paseos de piezas perfectamente compuestas y cromáticamente llamativas sino por el exquisito tratamiento de un estilo trillado que, normalmente, estamos cansados de ver. Los fifties bailaron al son de la música en un espectáculo asombrosamente estético.

Xevi Fernández es un joven barcelonés que desde los albores de su vida ama el arte de forma rotunda “Desde pequeño desarrollé una inclinación clara hacia el arte pues me llamaba mucho la atención desde la cultura musical hasta las bellas artes”. Si a esta inquietud le sumamos el privilegio de que su familia regentase una mercería no es de extrañar que la moda fuese, al final, la tendencia artística que orientó su futuro.

Después de cumplir con los estudios empezó sus prácticas de la mano de uno de los diseñadores más importantes del panorama nacional: Josep Font. “El tiempo que trabajé en su atelier fue para mí una especie de catarsis creativa”. No es de extrañar pues en su taller no solo aprendió el mágico mundo de la confección y el desarrollo de la empresa de moda sino que además se empapó de la importancia de los textiles, la modificación de los mismos y el amor por la prenda como obra de arte en sí misma, “me fascinó por el cuidado y amor que destilan los procesos de producción”. Una característica que se nos declara en cada colección que haya elaborado.

‘The last future’ es la última colección que nos presenta. Un manifiesto hacia el buen gusto de la mano de uno de los textiles más sexuales, el látex, dándonos así en las narices con su precoz buen hacer. “Para mí los tejidos son fundamentales, es el alma mater de la colección”.

“Me gusta investigar mucho hasta el punto de que actualmente dedico parte de mi tiempo a aplicar tecnología en los tejidos. Gracias a los avances tecnológicos podemos transformar tejidos convencionales en tejidos extraordinarios”. Sencillamente chapó. Su proceso creativo comienza palpando el tejido, para pasar, después, de todo un laberíntico proceso de investigación, a culminar en una estética retrofuturista que actualiza el estilo de los grandes diseñadores de alta costura.

Y es que lo peculiar del joven es que las ideas le vienen de dentro sin más, toda una demostración del talento que le fluye por las venas. “Mi inspiración bebe esencialmente de mi experiencia vital: emociones, conversaciones, gente que de repente llama mi atención… depende mucho del momento que esté viviendo”.

Independencia y autodeterminación hacen que él y sus creaciones se diferencien del resto en un marco en el que emanciparse de la masa es un trabajo costoso y en el que la juventud juega el papel protagonista.

En una etapa en la que atreverse es sinónimo de valentía, Xevi nos demuestra que para nadar hay que mojarse, separarse de los prejuicios y zambullirse en el océano de los anhelos. Solo así se alcanzarán los deseos más profundos, “al tener mi marca propia puedo disponer de total independencia sin injerencias creativas ni comerciales”. Una declaración de autosuficiencia que debería servirnos como ejemplo y ayudarnos a atrevernos con todo sean cuales sean las dificultades del camino.

Texto: Atalanta – Fotografía: Mario Mendez