The Tribe
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Miroslav Slaboshpitsky se estrena en el largometraje haciendo mucho ruido. En realidad, es de esos trabajos que dividen a la comunidad cinéfila en dos. Hay quienes verán la película como un pitorreo y un sin sentido, y otros en cambio, verán una obra excéntrica y dura. The Tribe no tiene fecha prevista en España. Pudimos ver la ópera prima del director en el pasado festival de Sitges.
Nos adentramos en el mundo de las limitaciones. De esta forma sabemos lo que algunas personas sienten en muchas ocasiones y nosotros no apreciamos. En la mitad de los diálogos nos perdemos, pero ayuda la interpretación de los personajes. Hicieron un casting entre más de trescientos sordos. Desde luego captamos el mensaje y nos sentimos agradecidos por escuchar el sonido ambiente.
La polémica está servida. Y no debemos de extrañarnos. Estas son las típicas paranoias de estudiantes de audiovisuales que les gustaría rodar, y cuando el alumno comenta a su profesor de guión, le mira con la típica cara de: – Deja lo que estés fumando.
Este tipo de propuestas no son nuevas. ¿Recordáis a Ryan Reynolds dentro de una caja?

Todo lo que puede salvar a una película, es un buen guión; pero cuando quienes viven la historia son sordomudos ¿qué recursos usas? Eso tuvo que pensar Miroslav Slaboshpitsky, que no es un novato. Ya realizó un corto anterior, ‘Deafness’ del 2010. Cuenta las horas posteriores a clase de tres sordomudos.

El mundo de ‘The Tribe’, es violento, exageradamente corrupto y jerarquizado entre víctimas y verdugos. Eso sí, en la cinta nos encontramos con planos secuencia de escenas, no aptas para delicados.Ya sea sexo, un aborto o simple violencia, la película no te dejará indiferente. Te engancha sin más.

Puedes pensar que no te vas a enterar de nada, pero al contrario, te crea la necesidad de saber qué es lo que pasa a continuación de cada escena, en la que ves a los personajes discutir y alterados en el lenguaje de signos ucraniano.
Y sí, hay sonido, tampoco es que te sientas viendo una peli con el mute puesto. A veces el sonido ambiente es más perturbador que muchos diálogos o palabras. Resulta poco novedoso y repetitivo el desarrollo de la trama criminal.

Las chicas son obligadas a prostituirse y otros gestionan el dinero, incluidos profesores. Es muy duro, lo sabemos, pero tampoco aporta nada demasiado nuevo, es más un aditivo. La violencia gratuita en el cine no existe. La violencia no es algo con lo que uno debería disfrutar, y tampoco habría que escandalizarse por las escenas más fuertes.
Si no te gusta simplemente no vayas a verla. Pero es necesario que las cosas, los momentos desagradables de la vida, aquellos con los que miramos a otro lado para que no perturben nuestra correcta y recomendada para todos los públicos, vida, sean contados por otros. Sólo se trata de remover la conciencia y llamar la atención. Arte o marketing.
Aún recuerdo la escena de ‘Irreversible’, en la que Mónica Belluci sufre una violación. Hubo gente que tuvo que salir del cine ¡Genial por ellos! Pero quienes se quedaron para terminar la película no son enfermos con tendencias psicópatas ocultas. Son simples voyeur. Así es el cine, sentarte a oscuras y ver la vida de otros.
Jose M.Sainz