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La joyería ha existido en todas las culturas con valores y atributos distintos. Desde la diferenciación de rangos sociales hasta el carácter de amuleto o talismán las visiones de la joyería han sido muy distintas. En Ssstendhal hemos hablado con Alba Casares, Julieta Álvarez y Olga Álvarez a cerca de sus proyectos y percepciones sobre la joyería. Tres miradas y maneras de abordar un mismo tema que nos vuelven a demostrar que en la creatividad no hay normas establecidas.
Alba Casares es una apasionada de la joyería desde muy joven y no se imagina haciendo otra cosa. “A los 16 años, por mi cumpleaños, mi madre me regaló un anillo que me perturbó. Intencionadamente no respondía a una estética “bonita” y eso hacía que me gustara. Fue a partir de entonces cuando empecé a interesarme y a cuestionar la joyería”. Es una apasionada de la filosofía de arte y aunque no le guste darle una dimensión tan profunda a sus piezas realmente se aprecia toda una reflexión y experimentación dignas de cualquier obra de arte.

El mayor referente para Alba a la hora de crear es la propia joyería. “Mis colecciones son siempre una excusa para aprender y profundizar más sobre mi gran pasión, la joyería”. Y esto es lo que hace en muchas de sus piezas, darle un giro a elementos de la joyería que se pueden considerar anticuados como un “no me olvides” o las perlas. “Lo que hago es escoger un tema y estudiarlo, entender que es lo que me interesa e intentar buscar referencias e ideas”.
El estudio de la geometría y el volumen que hace Geometrically Imperfect nos presenta piezas donde destaca la ausencia del ángulo recto o del triángulo equilátero pero mantiene la fuerza y el carácter rotundo y atemporal. En su colección ‘Words’ introduce la tipografía como elemento de joyería con una carga irónica en piezas como el anillo ORO, que en realidad es de plata, siempre trabaja con materiales nobles. “Considero que hay mucho por explorar y en mi caso, no es a través de los materiales”.





Julieta Álvarez centra su producción en la cerámica, “es un material que me enamoró hace poco tiempo. Vengo del mundo textil donde todo va muy rápido y he descubierto que los tiempos de trabajo del barro se adaptan más a los míos” y empezó en la joyería después de hacer unos móviles que colgaban del techo para una exposición colectiva en Mad is Mad. Estos móviles estaban formados por varias piezas de barro que quedaban flotando en el aire, se le ocurrió la idea de reconducir estas piezas a la joyería y empezó a experimentar.


Sus referentes son de lo más variados y abarcan muchas disciplinas: Alexander Calder, David Lynch, Man Ray, Matisse, Björk, Yayoi Kusama, Magritte, Miró, Martin Margiela, Issey Miyake o Elsa Schiaparelli. Al preguntarle qué hubiera hecho si no se dedicara a esto nos habla de la danza. “Me hubiese encantado ser bailarina y coreógrafa de contemporáneo. Me fascina el trabajo de Pina Bausch aunque también me interesan mucho la escultura, la composición musical, la performance, el diseño de interiores, la ilustración, el diseño de papeles de pared…”
Reducir todos estos referentes e inquietudes en creaciones tan pequeñas, geométricas y casi totémicas es lo que hace Julieta, y sus piezas funcionan en conjunto y de forma individual como vemos tanto en sus esculturas y decoración como en sus joyas. En su última colección ha añadido formas orgánicas de erizos y castañas a los ya reconocibles volúmenes geométricos con los que nos enamoró y ha suavizado el cromatismo pero sin perder la fuerza y la vitalidad “…es en lo vital y alegre donde encuentro una belleza muy específica que me emociona”.





La Mouchette es la marca tras la que se esconde Olga Álvarez y destaca sobretodo por la investigación de nuevos materiales. “Hace años estaba viendo con mi novio, que es joyero, los diseños en metacrilato de una diseñadora japonesa. Él me comentó que probablemente se pudiese dar un acabado más elaborado a ese material y me animó a investigarlo en su taller. Así que se podría decir que fue él quien despertó en mí el interés por la joyería”. Empezó con metacrilato y luego desarrolló piezas en acetato de celulosa. “Me fascinan los infinitos estampados de este material”.



Sus primeras colecciones se basaban en el mundo animal “…me inspiraba en libros de ilustraciones y grabados antiguos y consultaba páginas web de taxonomía en las que participan ilustradores aportando sus obras, en estas se aprecian mucho mejor los detalles” y creaba cadáveres exquisitos juntando las partes hasta crear preciosas siluetas. En cambio su colección ‘Origami’ está más influenciada por la joyería Art Decó con juegos de colores, texturas y volúmenes que sientan genial sobre la piel.
Cuando le preguntamos a Olga que hubiera hecho si no hubiera creado Mouchette se inclina hacia la moda. “Siempre me ha atraído el diseño de ropa, de hecho, cuando era muy joven diseñaba mi propia ropa. Ahora acabo de hacer mi primera colección cápsula ‘Khoa’ inspirada también en la geometría y he disfrutado muchísimo con el proceso” Puedes encontrar tanto sus joyas como sus prendas en Miseria, su preciosa concept store situada en el Barrio de las Letras de Madrid.





Raúl Cabanes