GUÍA PARA COMERSE EL MUNDO
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Unas pistas para ejercer de gastroturista sin salir de la ciudad
¿Sabías que la vuelta al mundo no sólo puedes hacerla en avión, sino también caminando o usando una buena red de transportes metropolitanos? Para demostrártelo, hemos dado la vuelta al mundo sin movernos de Barcelona, y sólo gracias a su variada oferta gastronómica.
Empezamos nuestro viaje en Palestina, aunque en territorio algo menos conflictivo. En pleno corazón del barrio de Gracia nos encontramos con Askadinya, un local maravilloso que ofrece una cocina casera y puramente mediterránea con espíritu palestino. No nos engañemos, los platos que conforman su carta siguen siendo los platos tradicionales de la cocina árabe.

Platos hechos con tanta alma que Askadinya marca la diferencia.
De ahí cruzamos un continente entero, y hacemos parada en Indonesia.

Gado Gado, a dos minutos a pie del anterior restaurante nos hace una propuesta muy especial. Gado Gado significa mezcla, y también es un plato típico de Indonesia que consiste en una ensalada de verduras variadas con leche de coco y una salsa de cacahuete, ingrediente muy usado en toda la región. En este local de decoración balinesa y cálida iluminación, un chef indonés, otro tailandés y otro catalán se encargan de crear la magia. Descúbrelo.
Algo más hacia el norte, chocamos de frente con Japón. Para obligada. En este caso, escapamos del circuito turístico tradicional y nos adentramos en Carlota Akaneya, el primer sumiyaki de toda Europa. El sumiyaki (o ‘sumibi-yaki’) es un tipo de barbacoa casera con una parilla de carbón vegetal, el «sumi». Este restaurante nos ofrece poder probar el corte de ternera más exclusivo: la carne de Kobe.

Cuenta con clientes asiduos tales como Albert Adrià, garantía de calidad.
Cruzamos el pacífico para ir a parar a México.

No queremos perdernos La Taqueria, un simpático y pequeño local lleno de colores donde probar la más «auténtica gastronomía callejera mexicana», como ellos dicen. En la carta encontrarás quecas, alambres, arracheras, bebidas increíbles y mucho más. Será necesario que el camarero te ayude a entender algunas palabrejas, ¡todo forma parte de la experiencia!
Nos acercamos poquito a poco a la línea del ecuador, y nos adentramos en la magia del Caribe, o del Eixample de Barcelona. Macondo nos quiere transportar a los aromas y sabores del Caribe, una tierra de mezclas y contrastes, y lo consigue. También nos traslada a la ficción de Gabriel García Márquez, quien hizo aparecer Macondo en Cien años de soledad, pero también en otros trabajos.

Este lugar te cautivará, cítrica e intensamente.
Más al sur encontramos, como no, nuestro querido Perú.

Pero esta vez queremos penetrar en esa verdadera esencia peruana. El Señorío es un modesto restaurante cerca de la Sagrada Familia que nos ofrece grandes especialidades clásicas de este país, más allá del ya conocido ceviche. Un excelente ají de gallina, la mítica papa a la huancaína, el divertido tacu tacu, el clásico lomo saltado o los deliciosos anticuchos. Y para beber, una generosa jarra de su típica chicha morada, un buena birra cusqueña o pisco, de todas las maneras posibles. Pura tradición andina.
Antes de llegar a nuestro punto de origen, hacemos una última parada que sabe mucho a nuestro hogar. Y es que Zeruko nos traslada de pleno al País Vasco. Este restaurante, hermano del conocido Zeruko de San Sebastián, nos trae el pintxo reinventado. Hasta un total de 42 especialidades entre platillos y tapas tradicionales y de autor: el falso tomate, la tosta vieira y la torrija caramelizada.

Con tan sólo leerlos se te abre el apetito.
Salimos de este local para descubrirnos en el centro del gran universo de la ciudad de Barcelona, que acoge una interminable manifestación de culturas de todo el mundo. Aún nos quedan muchos mundos por descubrir, ¡y muchos otros sitios donde recorrer el mundo!
Georgina Calvo

