¿Existe la moda española?
MODA #33¿Existe la moda española?
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La idea de una “moda española” se acepta sin que se haya cuestionado su existencia. Cuando hablamos de moda como manifestación de expresión artística y cultural, que es el sentido en que lo hace la exposición ‘Modus’, tenemos que realizar un ejercicio crítico y preguntarnos: ¿Realmente poseemos una “moda española” de la que hablar?

‘Modus. A la manera de España’ es una oportunidad excelente para esbozar una reflexión sobre “lo español”. La industria de la moda en España y la herencia de un amplio patrimonio de indumentaria tradicional son hechos innegables. ‘Modus’ trata de mostrar una materialización de “lo español” a través de una selección de piezas enmarcadas en puntos destacados de la industria de la moda, la historia del traje y la indumentaria regional de España. Articulada en cuatro ejes temáticos ( el color negro, el traje de corte, la iconografía vinculada a la tauromaquia y la indumentaria religiosa), quiere elaborar un discurso expositivo del que deberíamos extraer, en principio, una idea clara de qué es “lo español” en la moda. Pero esta lectura no llega a producir una respuesta y nos deja una mezcla vaga de ideas sin concreción: ¿ “Lo español” son volantes, encajes, lunares…?
La moda como industria aparece a finales del siglo XIX en Francia e Inglaterra y se expande al resto del mundo, como actividad económica evoluciona hasta transformarse en la primera mitad del siglo XX en lo que ya conocemos como pret-a-porter. España no participó de forma activa ni significativa en el desarrollo de este fenómeno social, a finales del siglo XIX ya no era potencia económica y en la época en que se consolida esta industria la dictadura nos aislaba de cualquier fenómeno internacional. Tampoco pudimos desarrollar un conjunto consolidado de elementos reconocibles como representativos de una cultura apoyados en una industria nacional, como en el caso de Francia . Éste es el motivo principal por el que no podemos hacer una lectura clara de cuál es “la manera española de producir moda”.


En la consolidación de la vestimenta moderna participan múltiples factores internacionales, desde el cine a la publicidad, resultado de obras de creativos procedentes de las potencias en aquellos sectores: Francia, Inglaterra y E.E.U.U, principalmente. Sólo existe el caso aislado de Balenciaga como artesano español que se instaló en París para participar del fenómeno que supuso la aparición de la moda como industria. Si bien la aportación de Balenciaga es contundente por la originalidad e influencia de sus innovaciones en indumentaria, tras su desaparición no hubo más casos de creativos que aportasen a la moda nacional o internacional ideas no preexistentes ni propias. Todo han sido reelaboraciones de las prendas que formaban parte de un corpus creado por autores extranjeros como Dior, Chanel o Yves Saint Laurent, por citar los más populares. Después de Balenciaga los creadores de moda en España no han aportado nada nuevo al panorama internacional que se ha consolidado fuera de nuestras fronteras.
Las instituciones públicas y algunas empresas privadas insisten en imponer la idea de que poseemos una «moda española» de la que tenemos que ser conscientes sin que se haya dedicado investigación pública ni privada a establecer si podemos hablar de la existencia o no de una moda identificativa de nuestra cultura. Tal vez se deba al hecho de que sí existen vestimentas en otros países como Francia, Italia o Inglaterra que son internacionalmente reconocidos y aceptados como representativos de su cultura, hitos en un momento histórico determinado que pasaron a formar parte de nuestros “modo de vestir “ actual ( vaquero, minifalda, trajes desestructurados). Tal vez este hecho nos produce sentimientos de inferioridad como comunidad. A pesar de ser un país innovador y puntero en muchos ámbitos de la industria de la moda, todo apunta a que no hemos generado un estilo asociable a nuestra cultura, o al menos no hemos creado un canon que esté vigente en la actualidad . Lo cierto es que es muy probable que «la moda española» no exista y simplemente debamos aceptarlo.

Cabe preguntarse si la creación de un artista concreto, enmarcado en un contexto cultural determinado, puede utilizarse como elemento representativo de toda una cultura. Porque el adjetivo del “nacionalismo” al lado de las cosas está más cerca del marketing político y económico que de la realidad sociocultural. Si hubiera existido la moda española, buena noticia sería que estuviese diluida en una obra multicultural e internacional.
Texto: Óscar Patiño / Fotografías: Jesús Madriñán

