CLAUDIO RIVERO
Arte#10CLAUDIO RIVERO
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La acción creativa es resultado del sentimiento, de la emoción que produce un paisaje, el mar, la mirada de la gente. Claudio Rivero se adentra en la esencia capturándola a través de su cámara y nos devuelve poesía en cada una de sus fotografías, en cada mirada, en cada detalle. Ahondaremos en la emoción en esta selección de retratos que tan solo son una pequeña muestra del potencial de este joven fotógrafo canario.
La fuerza creativa no se acciona directamente por el pensamiento. Toda acción creativa es resultante de un sentimiento. Por tanto, los sentimientos desempeñan un papel muy importante, porque son ellos los que accionan todos los pensamientos y la materialización de los actos. No hay edad ni condición para que una obra artística te emocione y no hay necesidad de entenderla. La experiencia por medio del arte te mueve algo por dentro y te hace partícipe de la obra.


El blanco y negro tiñe cada una de las historias que inventamos al mirar estas fotografías, en las huellas de cada surco de la piel, en las miradas fijas o perdidas, en las actitudes atrapadas que cuentan tantas cosas, como si de pequeños fotogramas se tratase. El abanico de grises da a las fotografías ese aire de melancolía, porque como él mismo afirma «el color distrae y no permite que te fijes con atención». Quizá sea eso, el no color, lo que haga que sus imágenes nos lleven a escrutar el carácter y el alma de cada instantánea.
Claudio encuentra el disfrute en el proceso, en hablar con la gente, en la reacción que provocan sus fotografías. Me comenta que se ha perdido ese «conocerse» el mantener una conversación con alguien, aunque sea un desconocido, «la complicidad en la mirada de las personas. Yo creo que la sociedad rechaza a la gente y en consecuencia la gente rechaza la sociedad, hay una frontera que hay que romper, y se rompe hablando».
Es interesante ver como una misma imagen puede producir la misma idea o el mismo sentimiento a personas diferentes por su edad, condición social o especialización. Esa coincidencia entre la emoción del fotógrafo, la persona retratada y el espectador, pone en consonancia la obra y le da un significado oculto pero compartido que habita en el foro interno de cada uno. Nosotros les hemos enseñado estas fotografías a chavales entre 13 y 17 años y les hemos preguntado qué sentimiento les venía a la cabeza al verlas.

Si yo ahora os digo que dijeron cosas como: tranquilidad, esfuerzo, libertad. Solitaria, amargada. Compasión, indefensa. Enfadada, ignorada; creo que tras observar cada fotografía, como ellos lo hicieron, coincidiríamos en colocar cada sentimiento en el pie de foto correspondiente. Y es por esto que la obra de este joven fotógrafo cobra un sentido y una entidad, porque transmite, más allá del buen encuadre, la técnica y la composición, que por supuesto también las tiene.

Ivan Cicchetti, socio fundador y comisario de Espositivo, nos ofrece su visión sobre las fotografías de Claudio Rivero. Su opinión tiene mucho valor por su forma de sentir el arte, como reflejan sus declaraciones para SSSTENDHAL en el artículo ‘Nueva Temporada. [ES]POSITIVO‘ : “Me gustan los pintores con sentimiento, que sus obras le nacen de dentro. El arte se ha conceptualizado mucho, y yo creo que las obras deberían ser más pasionales.”
Ivan habla así de las fotografías de Claudio: «Viendo su trabajo lo primero que me invade es una empatía muy fuerte con las personas con las que dialoga. Las miradas, los gestos, personas en la espera de algo incierto, ¿Esperando a Godot?…»
«Hace que nos planteemos que a veces nuestra cotidianidad en la vida carece de significado. Nos deja con una sensación melancólica y romántica, acrecentada por el uso del blanco y negro».
Visiones de una misma cosa explicadas de una manera u otra pero que comparten un mismo poso. Rai, de 16 años, concluye que «este fotógrafo profundiza en la emoción, en el sentimiento de la gente. En lo que tienen por dentro. La gente normalmente mira pero no observa, se queda con lo que se ve a simple vista. Hay que profundizar más. Y este fotógrafo sí lo hace».

Rechazo, desconfianza, seguridad desmedida que nos lleva al desconocimiento de las personas que forman parte de nuestro entorno y que ampliado, es la incomprensión del significado metafísico de la humanidad. Hagamos una reflexión de las miradas que cruzamos, gestos y actitudes que dicen tantas cosas…Observemos las miradas perdidas, las sinceras, la satisfacción y la conformidad. De nuevo todos sabemos colocar el pie de foto a cada imagen, ¿verdad?

Claudio Rivero se asoma a la intimidad del retratado e incide en el espectador con preguntas sin respuesta concreta, que hablan del tiempo, de la inmediatez de la vida, de la soledad. Es capaz de captar el alma de los lugares y las personas, se adentra en el misterio de ser.
Texto: Silvia Pino – Agradecimientos: Centro Juvenil Salesiano Don Bosco / Ivan Cicchetti [ES]POSITIVO

