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CINE Y MUERTE

Arte#11

-Uy que miedo, que va a hablar sobre la muerte, esto ya no me lo leo…que va a dar mucha pena…Pues no es para tanto, se escapa alguna lagrimita y ya.

La muerte forma parte de la vida, igual que otras cosas tristes que nos producen mucho sufrimiento. Entender la muerte como algo intrínseco a la vida es imprescindible. No es fácil ser el que se muere ni tampoco el que acepta la pérdida, sea una muerte inesperada o una anunciada. Comprensión, respeto, tiempo y aceptación es lo que estas películas desprenden, y además, la mitad de ellas están catalogadas, también, como comedias, por su visión amable aunque siempre realista de la situación. No sabemos lo que dura este viaje así que a provechar cada segundo!

Les invasions barbares de Denys Arcand, 2003. La nostalgia de lo vivido en el reencuentro. Rémy tiene 50 años está hospitalizado con un cáncer avanzado, aceptando su inminente destino a través del encuentro con su ex-mujer, sus ex-amantes y sus amigos. El resumen de una vida de recuerdos que tienen lugar gracias a los esfuerzos de su hijo, que pese a su mala relación, hará todo lo posible para hacerle llevadero y feliz el fin de sus días. Reflexión, perdón y aceptación en cada diálogo y en cada vínculo.

Mi vida sin mí de Isabel Coixet, 2003. ¿Qué haces si un día te diagnostican un cáncer terminal, tienes 23 años, dos hijas, un marido, vives en una caravana en el jardín de tu madre y tu padre lleva 10 años en la cárcel? Ann inventa su vida sin ella y se propone, en silencio, hacer todas esas cosas que le faltan por vivir. Introspección, reflexión y descubrimiento con la maestría de una directora que transmite de forma excepcional la profundidad emocional de cada uno de los personajes.

Rabbit Hole de John Cameron Mitchell, 2010. El ensayo más dramático de toda la lista en la visión de las distintas formas de afrontrar el duelo. La muerte de su hijo pequeño tras un accidente marca el argumento que gira en torno al distanciamiento de actitudes en la pareja tras la pérdida, y en las posturas emocionales y situacionales, con una remarcable actuación de Nicole Kidman. Todas las fases de un duelo en el que queda patente que el tiempo, la comunicación y la comprensión es lo único que lo aplaca.

A single man de Tom Ford, 2009. Conversaciones consigo mismo, flashbacks de recuerdos y una cuidada y preciosista estética años 60, acompañan a George en el trámite de seguir adelante tras la muerte en accidente de tráfico de Jim, su pareja desde hace ya muchos años. Vemos el transcurso de un día bastante trascendente en la vida de este maduro profesor universitario que comienza diciéndose lo mismo que otros muchos días atrás, pero con un cariz diferente: –«Sólo tienes que pasar el maldito día».

About Schmidt de Alexander Payne, 2002. Warren Schmidt se acaba de jubilar, está bastante desorientado, su hija se va a casar con un tipo que a él no le gusta y se supone que va a emprender con su mujer un viaje en caravana, pero ésta muere de forma repentina. Nostalgia y reflexión en el proceso del viaje como fórmula de aceptación y la relación epistolar con Ndugu, un niño de 6 años que acaba de apadrinar, marcan el punto de inflexión de esta película en la que Jack Nicholson lo borda.

Restless de Gus Van Sant, 2011. Amor adolescente entre una enferma terminal y un chico que asiste a funerales. Dicho así suena un poco raro pero todo tiene su explicación y en esencia es una bonita historia sobre cómo afrontar la vida con si fuera cada día el último, con la mejor de las actitudes. En este caso el punto de inflexión lo marca Hiroshi, piloto kamikaze japonés, amigo imaginario de él. Imaginación y fantasía como forma de evasión para crear recuerdos excepcionales.

Truman de Cesc Gay, 2015. Las diferentes formas de asumir y afrontar la muerte, desde el punto de vista del futuro difunto y de su entorno. Julián y Tomás, amigos de la infancia, se reencuentran por última vez. Julián tiene cáncer, lo ha intentado, pero ya no hay mucha solución y ha tomado su decisión. Las conversaciones trascendentales se mezclan con las más cotidianas creando todo el hilo argumental entre los dos amigos. Realista, enternecedora sin rayar la ñoñería y muy cercana, porque: –«Cada uno se muere como puede».

La délicatesse de David Foenkinos y Stéphane Foenkinos, 2011. Nathalie pierde al amor de su vida en un accidente, pasando del amor máximo al dolor extremo. Una visión del duelo que no se recrea en la pérdida, con un giro inesperado de sutil comicidad que crea un bucle amor-dolor-amor que no muestra un vano intento de expresar un «todo acaba saliendo bien al final», sino mostrando que el tiempo y ese volver a abrirse al mundo que sigue girando permite salir adelante.

 

Silvia Pino

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