BARNABY WHITFIELD
ARTE #18BARNABY WHITFIELD
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La obra de Barnaby Whitfield es un reflejo distorsionado de sus vivencias. Nacido y criado en Miami, Florida, pudo evadirse de una tensa y exigente vida familiar en el dibujo y la pintura. Con el boom del surrealismo cubano en las costas de Miami tras el éxodo de Mariel su pasión por el arte despertó desde muy jóven. Os acercamos a la figura de Barnaby Whitfield, un personaje un tanto peculiar.

Su padre era el alcalde de una pequeña región al norte de Miami, su madre profesora del instituto al que él asistió y su hermano, quarter back, talentoso jugador de fútbol y rey de su baile de graduación terminó siendo modelo. Una familia perfecta, ejemplar, en la que el carácter sensible e inseguro del joven Barnaby sentía una gran presión. A los 9 años era cantante profesional de ópera.
Durante un tiempo iba a un club social religioso a cantar el Ave María, luego le daban de cenar y lo llevaban de vuelta a casa. Uno de esos días mientras daba tumbos por el recinto encontró a una mujer, impecablemente vestida pintando en pastel un retrato que Thomas Gainsborough hizo a su mujer. Ese momento le marcó de tal manera que empezó a experimentar con el pastel. Algunas de sus obras actuales con esta técnica sobre papel nos muestran unas carnaciones enrojecidas, como irritadas pero sobre un semblante relajado y extasiado al mismo tiempo. Como si se tratara de retratos hechos justo después de horas de sexo desenfrenado, con los labios hinchados por haber sido mordisqueados.
Las alusiones al sexo en su obra son explícitas y grotescas en ocasiones, pero sobretodo muy patentes en gran parte de su producción. Una radical negación de su homosexualidad le llevó a mantener relaciones tanto con chicos como con chicas durante mucho tiempo convirtiendo las experiencias sexuales en algo obsesivo, placentero y avergonzante a partes iguales. Al final de su adolescencia fue modelo para Comme Des Garçons aunque su interés por el arte y el dibujo ya estaban arraigados. Viajó por toda Europa, una oportunidad para relajarse de su encorsetada y perfecta familia y poder explorar su sexualidad. Vivió en apartamentos para modelos donde pasaba las horas dibujando y fumando cajetilla tras cajetilla de tabaco. Justo al volver a Estados Unidos un episodio tormentoso hizo que prácticamente odiara el sexo durante un largo periodo.


Su relación con la sexualidad ha sido complicada desde la infancia. Y en su arte ha encontrado una especie de terapia. Una vía de escape a todos los monstruos y seres que han habitado su imaginario y que ahora protagonizan sus grotescas pero hermosas obras. Llenas de potencia visual, con colores kitsch sobre carnaciones pálidas en escenas repletas de surrealismo erótico. Placer, obsesión y sordidez se entremezclan para contarnos historias llenas de perspicaces detalles.
Como ‘Fresh Horses’ (2010), pintado justo tras la ruptura de una relación de 11 años y todavía en el apartamento que habían compartido durante ese tiempo. Representa al propio Barnaby, con un vestido rosa de baile de graduación estilo Molly Ringwald, siendo receptor de una lluvia dorada rodeado de aves exóticas mientras sostiene, con semblante tranquilo y relajado, una enorme tarta con velas. Se trata del cuadro usado en portada.
Entre referentes cercanos al retrato rococó, la publicidad o la moda nadan los personajes de Barnaby Whitfield. En desconcertantes escenas llenas de humor psicológico hallamos la paradoja en la belleza de la fealdad. Lo grotesco y lo sexual se entremezclan en agudos y perspicaces contrastes y detalles que te permiten perderte entre sus obras durante horas, como si de episodios de un surrealista relato se tratara.
Raúl Cabanes

