8 ROAD MOVIES
Arte#4, Número 48 ROAD MOVIES
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El viaje implica salir de nuestro entorno y abrirnos a nuevos paisajes ajenos a nuestro hábitat natural. Durante el camino recorrido se generan expectativas y anhelos, miedos y fantasías. Los viajes siempre traen recuerdos, anécdotas e incluso lecciones que seguimos recordando con el paso de los años. El verano es época de viajar y desde Ssstendhal os proponemos 8 road movies donde el viaje se entiende, se vive y se cuenta de maneras bien distintas.
Escrito por Raúl Cabanes
Paris, Texas de Wim Wenders. 1984. El viaje como redención. Se trata del viaje de Travis hacia su pasado, un viaje por recuerdos que acaban conformando un pasado turbio de paranoia, alcohol y fracaso familiar. La peli es abrupta al principio, con un ritmo más denso y lento, pero tal y como avanza se vuelve más ágil como la mente del protagonista, que consigue recordar todos los fracasos que le llevaron a deambular por el desierto. Son personajes que no encajan en los valores del sueño americano y fracasan al intentar ceñirse a un canon que no les corresponde.
Thelma and Louise de Ridley Scott. 1991. El viaje como camino a la libertad. Se ha convertido en un clásico pese a alejarse bastante del discurso convencional del cine norteamericano, no hay final feliz ni valores patriarcales. Se considera un referente del movimiento feminista por la respuesta determinada y violenta ante los hombres con los que se cruzan y las desprecian. Los planos de las protagonistas en el Thunderbird 1966 a toda velocidad transmiten la sensación de liberación, de euforia, con el pelo al viento y la impresión de que son invencibles hasta el punto de hacer explotar un camión o saltar al vacío de un precipicio con tal de no ser atrapadas.
Fear and Loathing in Las Vegas de Terry Gilliam. 1998. El viaje como delirio. Basada en el libro homónimo de Hunter S. Thompson de 1972, lo describen como un viaje salvaje al corazón del sueño americano. También podrían definirlo como una enciclopedia de drogas donde prácticamente todas las existentes hasta el ’98 las consumen Johnny Depp, interpretando a un periodista que tiene que escribir sobre una competición de motociclismo, y Benicio del Toro haciendo de su abogado. En su viaje se cruzan con otros personajes bastante pirados (Toby Mcguire y Christina Ricci muy jóvenes, entre otros) y destruyen todo lo que pasa por sus manos en escenas bizarras, surrealistas y desquiciantes.
The Straight Story de David Lynch. 1999. Es el viaje entendido como penitencia. Siempre se ha dicho que esta peli es la menos “Lynch” de la filmografía del director. Es cierto que la historia es lineal y sin momentos surrealistas, pero los diálogos, los personajes secundarios y la manera de componer las imágenes (los planos del jardín al empezar la película podrían ser del inicio de ‘Blue Velvet’) son completamente identificativos de su estilo. Además cuando ya tienes una historia, basada en hechos reales, sobre un hombre de 73 años que atravesó 3 estados montado en un cortacésped no necesitas más surrealismo.
The Return de Andréi Zviáguintsev. 2003. El viaje como aprendizaje. Andréi e Iván son dos hermanos rusos de 14 y 12 años respectivamente que viven con su madre y su abuela. Desde el principio de la película se muestran opuestos y con roles bastante definidos. Pero con la aparición de su padre, al que sólo recordaban por una foto antigua y el viaje a Siberia, a una pequeña isla, los roles cambian por completo y las reacciones frente a un desconocido padre autoritario y severo son desconcertantes. Destaca la interpretación y los personajes conformistas y felices, a su manera, en sus miserables vidas. La crítica lo llegó a comparar con Tarkovski y fue galardonada en varias ocasiones.
Little Miss Sunshine de Jonathan Dayton y Valerie Faris. 2006. El viaje como nexo de unión. Olive es una niña un poco nerd que pasa horas con su abuelo, veterano de la segunda guerra mundial y heroinómano, preparando coreografías, ya que el resto de su familia tampoco es mucho más normal. La niña es seleccionada para un concurso de belleza y toda la familia decide acompañarla, unos con más ganas que otros, en su Volkswagen Combi amarilla, durante más de mil kilómetros. Tal y como la furgoneta se va desguazando la familia se va uniendo, en las situaciones difíciles todos acaban apoyándose. El ambiente de los certámenes de belleza infantiles que se muestra al final y cómo la familia sale de la situación es simplemente el desenlace idóneo.
The Darjeeling Limited de Wes Anderson. 2007. El viaje como metamorfosis. Es la historia de tres hermanos algo snobs, adictos a las drogas de farmacia y con unos principios bastante curiosos deciden preparar un viaje en Darjeeling Limited, la línea ferroviaria que atraviesa la India, para meditar, abrir la mente, dejar atrás las rencillas familiares y reunirse con su madre. La aventura empieza cuando les echan del tren después de varias peleas y escenitas y tienen que continuar su viaje por la India por sus propios medios. La situación es bastante cómica, con tres personajes carentes de cualquier tipo de espiritualidad tratando de valerse en un medio donde todo su estatus no vale nada. Al final tampoco vuelven mucho más normales.
Nebraska de Alexander Payne. 2013. El viaje como evasión. Woody Grant es un anciano decidido a ir hasta Nebraska a cobrar un premio de un millón de dólares. Es un retrato de la América profunda y de las relaciones familiares donde los diálogos son brillantes y los silencios todavía más. Su protagonista nos muestra la vejez como una segunda infancia, se evade de la degeneración de su cuerpo, la incapacidad y la pérdida de autoridad con la idea de cobrar el cheque inexistente. Lo que sí ganó fue La Palma de Oro al mejor actor y se quedó a las puertas del Óscar a mejor película, pero ‘Her’ se lo arrebató.