Granada
Me lo llevan diciendo desde que comencé mi viaje por España después de mi Ruspringa. -Tío, tienes que ir a Granada! Preciosa! Muy buen ambiente. Caña y tapa en cada bar. Así que, aquí estoy!
Me alojo en Lemon Rock. Parece una casa antigua, por lo visto del s.XVII pero por dentro es muy moderna, con una decoración tipo industrial. Este sitio tiene de todo. Restaurante, bar, terrazas fantásticas y hasta hacen conciertos. Un lugar muy acogedor donde conocer a gente, que como yo, está de paso, y también a gente de la ciudad.


Decido explorar Granada y caminando sin rumbo, a pocos minutos del hostel me encuentro con La Qarmita donde café y libros hacen la parada perfecta para desayunar algo y seguir mi ruta.
Paseando por el Barrio El Realejo, que fue un importante barrio judío en otra época, me encuentro con Papaupa, que tiene un menú con muy muy buena pinta. Puede ser que luego me pase a comer por allí, aún es pronto. Según lo que he aprendido en mis visitas, primero debería tomarme una cervecita. Sigo mi camino y me topo con otro bar interesante. Hacen cocktails, pero creo que para eso no son horas. Se llama San Matías 30.


Venga! Voy a por la caña y la tapa. Me han recomendado Los Diamantes y Bodegas Castañeda. Sitios típicos a los que no puedo dejar de ir. Los Diamantes está lleno de gente, me abro paso como puedo y…caña y gambas, caña y fritura, caña y…me paso por Castañeda y me recomiendan un vino dulce de la casa y yo digo: – sí! Salgo a que me dé el aire aunque no corra mucho y vuelvo a caminar a Papaupa porque aún me queda hueco para comer algo.
Después de la buena comida descubro nuevas calles que me llevan hasta la zona de la catedral, y cerca de la Plaza de la Universidad entro en una tienda de discos, Discos Bora-Bora. No puedo para de pasar uno, otro, tienen todo lo que puedas imaginar en lo que a música se refiere. Salgo de nuevo a las calles granainas y entro en Bohemia Jazz. Parece que entrara en otra época, su decoración, el jazz, el ambiente, inevitable quedarse un rato e incluso algo más, pero debo continuar. Aún queda mucho por ver.


Destino: Albaicín. Comienzo el ascenso por una calle que se llama Candelería Nueva, llena de tiendas morunas a un lado y a otro, lámparas, abalorios, colchas, ropa, bolsos, maletas…las calles se van estrechando, se cortan, comienzan otras. Un auténtico laberinto! y entonces llego al Mirador de San Nicolás. Las vistas son increíbles, ya cae la tarde, las guitarras en la plaza. Eso que se llama cante. Nada que ver con la vida amish. Cada vez me gusta más conocer sitios nuevos, gente diferente. Estoy Feliz.
Aquí hay un restaurante con unas vistas perfectas. El huerto de Juan Ranas. Me encantaría cenar aquí pero no puedo hacerlo todo y a demás me han dicho que me pase por El Higo, que hacen teatro y actuaciones de música.


Vuelvo a bajar hacia la calle Elvira y otra vez el laberinto, voy inventando el camino y después de preguntar y que me pregunten varias veces por el camino para salir del Albaicín, me he hecho con un grupito de colegas. Me llevan a Babel World Fusion, con tapas de cocina de todos los rincones del mundo, y vamos también a otro montón de bares a lo largo de la calle y alrededores. Cómo puede haber tantos!? Después nos acercamos al Bar de Eric con las paredes llenas de fotografías de artistas del mundo de la música. Seguimos con la noche de Granada en la Sala Planta Baja, sala de conciertos de referencia, y acabamos la fiesta en Boogaclub. Seguro que volveré a esta preciosa ciudad, me ha encantado.
Ilustración:Prisco – Texto:Pepe Banana
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